25 de mayo, Día de África
25 de mayo, Día de África

25 de mayo, Día de África


Como cada año, el 25 de mayo se celebra el Día de África, este año se celebra además dentro de la década de la Mujer Africana (2010-2020), que tiene como objetivo que los asuntos de género sean integrados a las políticas de los países del continente. Un día, el 25 de mayo, para más de mil millones de personas, para un continente lleno de diversidad, cultura, arte y riqueza pero también castigado por la hambruna, los conflictos y la pobreza, recordemos que los 10 países más pobres del mundo están en África.

El Grupo ProÁfrica es una plataforma formada por 18 ONGD vascas que comparten el interés y el trabajo por y en este continente. Desde este grupo queremos celebrar este día recordando los logros conseguidos, especialmente en materia de género, y resaltando la riqueza y el valor de la cultura africana; pero sin olvidarnos de reivindicar, como lo venimos haciendo desde hace más de una década, la necesidad de que desde nuestras instituciones se trabaje en una cooperación eficaz y específica para y con el continente. Este 2018 celebramos el día de África poniendo de relieve la riqueza humana de este continente y la necesidad de apoyar a su ciudadanía y especialmente a sus mujeres en pro de un desarrollo a la medida de cada uno de los países diversos que componen África.

Para celebrar esta fecha y conocer un poco más de este continente, este año contamos con la colaboración de Jeanne-Rolande Dacougna Minkette, investigadora, formadora y activista feminista, nacida en Senegal y residente en el País Vasco desde hace más de una década. Su labor profesional se desarrolla actualmente como técnica de intervención social, responsable de igualdad entre mujeres y hombres en BILTZEN,  Servicio Vasco de Integración y Convivencia Intercultural. Jeanne-Rolande nos presenta un relato sobre una de las realidades africanas: las remesas.

Redistribuyendo el poder: las remesas como herramienta de transformación de las relaciones de género en África

Una de las manifestaciones del mantenimiento de los vínculos entre personas migrantes con familiares en origen es la transferencia de remesas.  Esta transferencia de dinero desde los países de destino hacia los países de origen representa la dimensión más visible de la migración. Las remesas permiten asegurar una vida más digna a muchas familias en África, cubriendo gastos de manutención, vivienda, educación y sanidad, principalmente.

 

En el caso de las personas migrantes africanas, el envío de remesas está percibido e interiorizado como obligación, como deber para con la familia. Esta percepción es compartida tanto por las personas que se quedan como las que se marchan. En África las personas están socializadas, generalmente, en el deber de hacerse cargo de sus padres y madres en su vejez. Y esta responsabilidad es mayor para el o la primogénita/o, aunque actualmente, el peso recae sobre la hija o hijo con mayores recursos económicos. La percepción del hijo/a como seguro de vida es uno de los planteamientos desde donde se anima a toda persona africana, hombre o mujer a tener descendencia. Hay que tener en cuenta que el sistema de protección social es muy escaso y cubre a una pequeña minoría. Una vez que el hijo o la hija dispone de condiciones económicas que se lo permiten, ni hace falta que los progenitores se lo pidan: esta persona sabe que tiene que cumplir con su deber; ha crecido consciente de esta responsabilidad. Las personas migrantes africanas casi no pueden sustraerse a esta responsabilidad. No responder a esta expectativa genera mucho malestar y conflictos.

 

Las transferencias de remesas permiten a la familia en origen cubrir necesidades básicas y a la persona migrante, la satisfacción del deber cumplido. También suelen otorgar a esta persona un poder mayor de decisión en los asuntos familiares, permitiendo así un cambio en las relaciones de género e intergeneracionales, en sociedades patriarcales y gerontocráticas como las africanas. El hecho de mandar dinero influye directamente en que las consulten y se tengan en cuenta sus decisiones.

 

Tener mayor capacidad económica influye en la promoción a un mejor estatus dentro de la familia y la sociedad de origen. Independientemente del nivel de cualificación profesional y sector laboral en el que se ubican, emigrar y enviar dinero a la familia en África eleva el prestigio de las mujeres. El hecho de convertirse en principal proveedora de la familia, genera una redistribución del poder y conlleva un mejor estatus en la escala social en origen.