Otro año más, casi ninguna institución vasca apuesta por destinar el 0,7% a cooperación al desarrollo
Otro año más, casi ninguna institución vasca apuesta por destinar el 0,7% a cooperación al desarrollo

Otro año más, casi ninguna institución vasca apuesta por destinar el 0,7% a cooperación al desarrollo


Pese a los mensajes de apoyo a las políticas de cooperación por parte de gobiernos locales y autonómico, los presupuestos para 2018 indican nuevamente una clara falta de voluntad de alcanzar el histórico 0,7%, motivo por el cual las ONG de desarrollo vascas solicitan más hechos y menos palabras.

Vitoria-Gasteiz,30de noviembre 2017. La Coordinadora de ONG de Desarrollo de Euskadi -formada por 80 ONG vascas que trabajan en cooperación internacional- ha analizado las partidas de cooperación de las propuestas de presupuestos de 2018 de las principales instituciones públicas vascas (datos detallados en el anexo). Concluye que “a pesar del supuesto compromiso público e incondicional de los grupos políticos hacia las políticas de cooperación, un año más, en casi todas las instituciones públicas vascas existe una falta de voluntad política real por trasladar sus palabras a hechos. Salvo excepciones, el esfuerzo presupuestario sigue siendo escaso. Las instituciones y los partidos deben ser responsables con el compromiso hacia las personas, sus derechos y su bienestar, situándolas en el eje de sus actuaciones”, valoran.

Más hechos y menos palabras

EnBizkaia y Gipuzkoa, tanto en los Ayuntamientos de Bilbao y Donostia, como en ambas Diputaciones Forales, los porcentajes destinados a cooperación están estancados, sin síntomas de avanzar en el cumplimiento del compromiso asumido en Naciones Unidas de destinar el 0,7% a cooperación al desarrollo. En Araba, la Diputación sigue también en un porcentaje ínfimo, el más bajo de las instituciones analizadas, mientras que el Ayuntamiento de Vitoria-Gasteiz continúa con el cumplimiento de dicho compromiso, demostrando que con voluntad política ese reto es posible y alcanzable. Por su parte, mientras las arcas del Gobierno Vasco se incrementan un 3,9% en relación a 2017, la partida de cooperación desciende y se sitúa en el exiguo 0,39%, porcentaje cercano al de una década atrás. “De los 5.470 euros que el ejecutivo invierte en cada persona, solo 21 euros se destinan a cooperación”, denuncian.

Pese a que la mayor parte de estas instituciones han incrementado en mayor o menor medida las cantidades totales destinadas a cooperación, como la Diputación Foral de Gipuzkoa, ese aumento apenas ha tenido reflejo en el porcentaje de cooperación, ya que los presupuestos totales de la institución también han incrementado. “Por ello, para valorar el esfuerzo real de una institución hacia la cooperación, conviene analizar el porcentaje y no las cifras absolutas, ya que nos muestran una foto más real”, recuerdan.

En los últimos años, las personas responsables de los departamentos de cooperación de las instituciones están realizando esfuerzos y apuestas claras por mejorar la calidad de las políticas de cooperación, por ejemplo aprobando planes directores, que las sitúan en la vanguardia del Estado. En el discurso de los grupos políticos también existe un consenso sobre la defensa, la necesidad y la pertinencia de las políticas de cooperación. Sin embargo, “esta retórica y este esfuerzo no tiene reflejo a la hora de mejorar sus presupuestos”, recuerdan. Así, "asistimos con perplejidad a los presupuestos presentados por casi todas las principales instituciones vascas, con cifras que no se corresponden con ese fin. El apoyo real hacia estas políticas debe trasladarse de las palabras a los hechos, también en las partidas presupuestarias, por lo que instamos a los grupos de gobierno y de oposición de las instituciones a que reviertan esta situación y modifique sus presupuestos para caminar hacia el 0,7%. Aún estamos a tiempo”, aclaran.

Subrayan también que la mayoría de las instituciones gobernadas en coalición por el PNV y el PSE-EE se sienten cómodas con ese incumplimiento y sin intención de revertirlo. “Incluso el Gobierno Vasco sigue incumpliendo sistemáticamente la Ley Vasca de Cooperación de 2007 que dicta destinar a cooperación el 0,7% de su presupuesto”, recuerdan.

La traducción humana de las cifras

“Las políticas de cooperación tienen una traducción humana, una clara repercusión en materia de educación, salud, promoción de la equidad entre mujeres y hombres, participación en los asuntos públicos, acceso al agua potable y sistemas de saneamiento, lucha contra el hambre y sus causas... en miles de personas que viven en situación de pobreza extrema y desigualdades en los países empobrecidos”, recuerdan. Por ejemplo, con 20 euros se puede disponer de un kit con raciones alimentarias y artículos de primera necesidad para dos personas, con 30 euros se puede comprar suero de rehidratación y sets de inyección para 6 personas, con 60 euros se puede disponer de kits con raciones alimentarias y artículos de primera necesidad para 5 personas, y con un proyecto de cooperación de 450.000 euros se puede alcanzar a unas 15.000 personas. No obstante, la cooperación también tienen su reflejo en nuestro entorno a través de acciones que buscan la sensibilización de la ciudadanía vasca para lograr un mundo más justo y solidario.

Concluyen que la ciudadanía legitima estas políticas llevadas a cabo gracias al esfuerzo de una sociedad vasca comprometida y preocupada por la pobreza y las desigualdades a nivel mundial: “estas políticas son un legado de sus habitantes, cuyo liderazgo solidario han ejercido con orgullo durante mucho tiempo y no se puede arrebatar a la sociedad lo que se ha logrado fruto del consenso y del acuerdo entre ciudadanía, partidos políticos, organizaciones sociales e instituciones públicas”.

Fuente: Coordinadora de ONGD de Euskadi. www.ongdeuskadi.org